¿Cómo hacer íntimo un concierto ante miles? Si bien, no existe una fórmula exacta, el cantautor uruguayo Jorge Drexler lo consiguió la noche del 16 de febrero.
A casi 22 años de su primer encuentro con el público mexicano en 2001, cuando se presentó en el Foro del Tejedor de la Cafebrería el Péndulo, donde no había más de 25 personas, se enfrentó al concierto más grande de su trayectoria en el que consiguió convocar a 10.000 personas.
Para Drexler, llenar el Auditorio era básicamente un sueño ambicioso que finalmente se convirtió en una realidad. La noche inició con un discurso que retrataba al amor como una ciencia, abriendo camino a El Plan Maestro.
Las canciones no pararon y siguió el concierto con Deseo, Corazón Impar, Cinturón Blanco y Me Haces Bien, recibiendo en esta última una muñeca Lele de manos del público.
Durante un espacio de poco más de 2 horas, visitó algunos de los temas que ha compuesto a lo largo de 30 años de trayectoria, entre los que compartió información de algunos de ellos, como sucedió con Era de amar; tema del que le encantan sus atributos polirrítmicos y en la que añadió frases de Puente, de Gustavo Cerati, para continuar la primera parte del set con Salvapantalla, Asilo, Tinta y Tiempo y, El día que estrenaste el mundo.
Abrió el set acústico con una petición del público, Pongamos que hablo de Martínez, una dedicatoria a Joaquín Sabina que fue seguida por Milonga de moro judío y Soledad.
Indudablemente, la voz de Jorge y el acompañamiento de su banda eran suficiente para explotar el recinto, pero la incorporación de Los Cojolites al escenario que inundaron del son jarocho a Movimiento, que fue seguida por Tocarte, Telefonía y silencio, fueron la combinación perfecta previo al encore.
No pudo haber un cierre más perfecto con La Guerrilla de la Concordia, La luna de Rasquí, Todo se transforma y Amor al Arte, que hicieron vibrar a miles de almas conectadas.
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